sábado, 26 de noviembre de 2016
jueves, 24 de noviembre de 2016
lunes, 21 de noviembre de 2016
sábado, 19 de noviembre de 2016
sábado, 12 de noviembre de 2016
¿CÓMO DEBO AMAR A MI MARIDO?
¿CÓMO DEBO AMAR A MI MARIDO?
Por lo regular,
a los hombres es más sencillo que a las mujeres de complacer en lo que al amor
se refiere.
Algunos
“estudiosos” afirman que la fórmula es “amor, sexo y comida”,
es decir que asumen que el varón no necesita más que eso para sentirse amado,
mientras que en el caso de la mujer la fórmula contempla una serie de elementos
interminables.
Sin embargo
pese a que esta aseveración es incorrecta, es parte de la misma imagen que la
sociedad proyecta del varón, pues a lo largo de la historia el hombre refleja
el valor, la frialdad, la dureza de corazón, y otra serie de “atributos” que
lejos están de reflejar la verdadera característica de este género, ya que en
su condición humana, al igual que la mujer tiene fuertes necesidades afectivas,
tanto de dar amor, como de recibirlo.
No podemos
apartarnos del hecho que la naturaleza del hombre esta orientada hacia la
objetividad, de ahí que el varón responde mejor a los estímulos que puede
percibir con claridad, sean visuales, auditivos, táctiles, olfativos y
gustativos. Mientras que la naturaleza de la mujer está mayormente orientada
hacia la subjetividad, reaccionando a estímulos tales como el romanticismo, los
detalles, las palabras bonitas, obsequios, etc...
<22> Las casadas estén sujetas a sus propios
maridos, como al Señor;
<23> porque el marido es cabeza de la mujer, así
como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
<24> Así que, como la iglesia está sujeta a
Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
<25> Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
<26> para santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento del agua por la palabra,
<27> a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese santa y sin mancha.
<28> Así también los maridos deben amar a sus
mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
<29> Porque nadie aborreció jamás a su propia
carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
<30> porque somos miembros de su cuerpo, de su
carne y de sus huesos.
<31> Por esto dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
<32> Grande es este misterio; mas yo digo esto
respecto de Cristo y de la iglesia.
<33> Por lo demás, cada uno de vosotros ame
también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.” (Efesios 5:22-33).
En el pasaje anterior podemos ver que tanto el varón como
la mujer tienen obligaciones dentro del matrimonio, estas las podemos resumir
en una sola palabra: “AMARSEN”.
Por lo tanto, así como el hombre tiene la obligación
delante de Dios de comprender las necesidades afectivas (y subjetivas) de su
mujer, las esposas, por su parte tienen la obligación de comprender las
necesidades afectivas (y objetivas) del esposo.
Dada la naturaleza del varón, a este
le agrada que su esposa siempre luzca bella para él, lo que implica que la
mujer debe hacer un esfuerzo por agradar a su esposo en este sentido. En el
aspecto sexual, la fisiología del hombre le demanda mayor deseo sexual. Observa
el siguiente pasaje de 1ª de Corintios 7:1-9:
<7:1>
En cuanto a las cosas
de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;
<7:2> pero a causa de las
fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio
marido.
En esta porción Bíblica se
reconoce la necesidad sexual en ambos sexos
<7:3> El marido cumpla con
la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. <7:4> La mujer no tiene potestad sobre su propio
cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio
cuerpo, sino la mujer.
<7:5> No os neguéis el uno
al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente
en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a
causa de vuestra incontinencia.
A ambas partes se les
instruye el deber de cumplir con la relación sexual, resaltando que uno tiene
potestad sobre el cuerpo del otro ordenando que no se nieguen uno al otro para
tener relaciones sexuales cuando cualquiera de las partes lo deseé.
<7:6> Mas esto digo por vía de concesión, no por
mandamiento.
<7:7> Quisiera más bien que todos los hombres
fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de
un modo, y otro de otro.
En la anterior porción Bíblica el apóstol nos insta a que
todos fuésemos como él.
<7:8> Digo, pues, a los solteros y a las viudas,
que bueno les fuera quedarse como yo;
<7:9> pero si no tienen don de continencia,
cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
Esta porción es muy interesante, pues se dirige
a los solteros (varones) y a las viudas (mujeres), la razón estriba en la
naturaleza de ambos, pues el varón pese a ser “virgen”, su fisiología le
provoca fuerte necesidad sexual, de ahí que el apóstol recomienda “si ya no
puedes controlarte, cásate”, en muchas de las parejas de novios que caen en
fornicación, está fue mayormente promovida por el varón.
En cuanto a la mujer, su necesidad sexual es de
menor intensidad y regularmente se acrecienta una vez que tiene la experiencia
de practicarlo. Esto nos muestra la razón por la cual, las mujeres que no han
experimentado la relación sexual pueden más fáciles que el varón controlar esta
necesidad.
Al igual que la mujer, el hombre necesita saberse, y
sentirse amado, lo que percibe cuando la mujer se arregla para él, no se niega
sexualmente y es complaciente en este aspecto, le ofrece muestras de amor
(cariños y apapachos), respeta su autoridad, le toma en cuenta para tomar
decisiones, etc. Cada hombre al igual que cada mujer es diferente en relación a
sus necesidades afectivas particulares y la mejor manera de prodigar al cónyuge
el amor que este requiere es hablando abiertamente del tema, exponiendo todas
su necesidades afectivas.
Algunas mujeres, estiman prácticamente imposible agradar a
sus maridos pues sus cuerpos han sufrido cambios importantes, por lo que dicen
que no hay nada que hacer.
A ellas y ellos debemos recordarles que el amor es un
ejercicio de voluntad, por lo que todo aquel que camina bajo la voluntad y
dirección de Dios, reconoce que no es la apariencia externa la que nos hace
amar a la persona, sino la interna. Sin embargo, siempre resulta grato una
bella imagen, por lo que aun las mujeres que se sienten así, pueden lucir
bellas para sus esposos.
La comunicación clara y abierta es indispensable y fundamental,
ambos deben cuestionarse uno al otro que esperan entre sí y ser flexibles para
atenderse mutuamente.
Ninguno busque su propio bien, sino el del
otro 1ª Corintios 10:24
A CONTINUACIÓN EL CASO QUE DIO LUGAR A LA PREPARACIÓN DEL
TEMA ANTERIOR:
Cuando vi a
Rebeca después de 5 años, me costó trabajo reconocerla, pues la última imagen
que tenía de ella era de una linda chica delgada de cabello negro largo y
brilloso, cuyo rostro hermoso no utilizaba maquillaje, y ahora tenía por lo
menos mas de 15 Kg .
de sobrepeso, era rubia de pelo corto y usaba maquillaje de forma moderada,
aunque seguía siendo bella,
definitivamente la imagen última que vi de ella no concordaba con la actual;
así que una vez que me dijo: “¡Soy Rebeca, la que era novia de José Miguel!,
¿me recuerdas ahora?” - ¡Claro que sí!, te ruego me disculpes pero has cambiado
un poco, ¿cómo has estado?. Nos abrazamos con afecto, y comenzó a llorar
diciendo: “Necesito que me ayudes, pues creo que mi matrimonio se está yendo a
pique, José Miguel me va a dejar”. Así iniciamos nuestra conversación que
derivó en los siguientes cuestionamientos:
>-
Así que te casaste con José Miguel, yo le recuerdo a él como un hombre
entregado a Dios, ¿ya no lo es así?, ¿Por qué piensas que te va a dejar?
- José Miguel
sigue siendo un hombre amoroso de Dios y de su familia, es un buen padre y
pastor de mi hogar, pero siento que no me quiere, y que está conmigo por
compromiso, pues ya no me dice que me ama, o que le gusto, y me busca muy poco
para intimar.
>-
Vayamos por partes; si tu me dices que él es un hombre que ama a Dios entonces
él sabe que su responsabilidad entre otras cosas es amarte y hacerte sentir que
eres amada y respetada, ¿es que acaso nunca te lo hace saber o sentir?
- Bueno, en
realidad, el primer año de matrimonio fue maravilloso, todos los días me decía
que me amaba, salíamos juntos, ocasionalmente me sorprendía con flores. Durante
mi embarazo me cuidó de manera extrema, con mimos y cuidados y pese a mi
gordura me decía cuan bella yo era para él, y cuando nació el Bebé, José Miguel
seguía siendo muy cariñoso y amoroso conmigo pero no por mucho tiempo.
>-
¿A que atribuyes que dejo de serlo?
- No lo se, no
me lo explico, yo me he esmerado por atender a mi hijo, y a él también. Alguna
vez me dijo que me arreglara un poco, pero ¿es que no comprende que el niño
demanda mucho de mi tiempo?
>-
¡Espera un momento!, vayamos por partes. Dime como fue su vida sexual antes y
después del nacimiento del bebé.
- NO creo que
eso sea importante pero bueno. Antes era normal, y mucho más frecuente que
ahora, lo disfrutábamos mucho, y bueno, ahora que lo mencionas, Ummmmm… Después
del bebé él quería pero yo no, pues estaba muy cansada por atender al bebé y
una vez que creció el bebe, pues también me sigo canso mucho por los cuidados
de la casa etc. a veces él se ponía cariñoso conmigo, yo sabía lo que quería
pero, o le decía que estaba cansada y en la primera oportunidad me dormía, ¿es
esto importante?? ¿Qué los hombres solo piensan en sexo?
>-
Tu dices que percibes que él no te busca para intimar, eso quiere decir que te
das cuenta y te preocupa, dime algo con sinceridad, ¿hacen el amor solo cuando
tu quieres, cuando él quiere, o cuando ambos quieren?.
- Mira, no me
había puesto a pensar en esto, hasta ahora. Cuando no había bebé, no es que yo
pensara en si quería o no hacerlo, era algo como mágico, sencillamente lo
hacíamos, no puedo decirte si yo quería o no, lo que si puedo decirte es que
siempre lo disfrutaba. Después del bebé, me da pena, pero debo reconocer que
solo acepto cuando yo tengo ganas, y lo curioso es que él siempre está
dispuesto. No se que pensar.
>-
¿Experimentas algún tipo de inhibición, es decir que él quiera hacer algo que
tu no quieras durante la intimidad?
- Al principio
sentía un poco de vergüenza por ciertas caricias y posiciones, pero comprendí
después que el sexo es una Bendición de Dios y que casi todo está permitido en
la intimidad del matrimonio mientras no atente contra la naturaleza.
Y bueno, ambos
tenemos claro las aberraciones que no agradan a Dios, las mismas que menciona la Biblia , y también usamos el
sentido común, así que no hay problema en ese aspecto.
>-OK,
cambiemos el tema, me dices que te ha dicho que te arregles, ¿Por qué crees que
te ha pedido esto?.
- Bueno, pues
todos los hombres son iguales, él seguramente me quiere ver como cuando yo era
señorita, delgada y bonita, hoy me ve gorda y no me quiere así, no entiende que
tuve a su hijo y que no puedo ser igual que antes, además él también engordó y
yo así lo acepto….
>-
¡Espera… ¡Espera un poco!, no tomes una actitud defensiva, ni pienses lo que no
es. Quiero que pienses un poco en que momento te dice que te arregles un poco,
es decir cuando te dice eso.
- ¡Perdón, pero
es que estoy desesperada!... bueno…. Él me lo dice cuando llega a casa ya sea
en al mediodía o por la noche.
>-
¿Nunca te lo dice en la mañana cuando se va a trabajar?, ¿Cuál es la razón por
que te pide eso?, ¡Por favor, se sincera!
- En realidad
jamás me lo pide cuando lo despido por las mañanas al preparar su desayuno, y
si debo confesar que muchas veces me encuentra igual a mediodía y por la noche,
pues si no tengo a que salir de casa, me la paso en bata todo el día, o en
pijama, incluso a veces así me voy a dejar a mi hijo a la escuela, que esta muy
cerca de casa, a solo unas cuadras, ¿crees que hago mal?
>-
¿Te ha dicho alguna vez que te pongas a dieta?, ¿ha objetado tus peinados y
tintes de pelo o tu maquillaje?
- NO me ha
dicho abiertamente que me ponga a dieta pero si me lo ha insinuado, según dice
que es por salud, pero yo se que en fondo quisiera que tuviera cuerpo de
modelo; y de mi pelo no me dice gran cosa, y a de ser muy nostálgico porque
seguido me dice que le gustaba mucho mi pelo cuando era largo, pero él debe
entender que las mujeres somos así y que necesitamos cambios, y debe quererme
así ya que soy su esposa.
>-
¿Te ha dicho que te va dejar, o son suposiciones tuyas?
- NO me lo ha
dicho aun, pero yo lo percibo, pues cuando vamos a la Iglesia o salimos juntos y
encontramos amigos o amigas de nuestra generación, él a las mujeres les dice
cuan guapas están, y seguido me dice, mira que bien se ve fulana o zutana, como
luce de bien perengana, y para mi eso quiere decir que se fija en otras mujeres
y que le gustan otras mujeres.
>-
Me dices que son amigos de tu misma generación, dime algo ¿esas mujeres de
quien él reconoce su belleza, están gordas y tiene hijos como tu?
- Bueno, aunque
no son unas modelos como en nuestra soltería, reconozco que algunas están mas
delgadas que yo, y si… Si tienen hijos, algunas hasta más que yo, pero ¿Qué
importa eso?, ellas son ellas y yo soy yo.
>-
¿Cuando le dice a esas mujeres cuan bellas están, lo hace de manera soez,
vulgar, con lascivia o irrespetuosamente?
- ¡No, no!, ¡de
ninguna manera!, si algo tiene, es que es bien educado, el usa expresiones
tales como: “hola, que bien te ves”, o “que guapa, ¿vas de fiesta?”, o “se te
ve bien ese vestido” o “ese peinado”, etc.”, y siempre lo hace frente a mi o en
la presencia de sus esposos. Definitivamente no creo que lo haga de mala
intención, pues ama a Dios por encima de todo, y siempre dice que su testimonio
es muy importante. Mas bien creo que lo hace para que yo sienta que también
puedo verme así, no se que pensar
>-¿Nunca
más te ha dicho que le gustas o que te quiere?
- Mira, si me
lo ha dicho, cuando le gusta una ropa que traigo puesta me dice que me veo
bien, o cuando me peino de tal o cual forma me dice: “me gustas así”, y si de
repente cuando se va en las mañanas me dice de vez en cuando “te quiero mucho”,
pero ojo es de vez en cuando, ya no como antes… ¿Qué hago? ¡Aconséjame!
>-
¿Respecto de la atención que él requiere de su ropa, alimentación, e incluso
cariño, no me has dicho nada, que me puedes decir al respecto?
- Creo que no
hay queja de su parte, pues la casa la tengo en orden, a menudo le guiso lo que
le gusta, por cierto él celebra mucho mis comidas, su ropa la mantengo muy bien
arreglada, limpia y planchada y de ser cariñosa, pues…. A veces si lo soy, es
que, como que siento su rechazo, o no quiero que piense que si soy cariñosa con
él es porque quiero algo, y bueno soy muy cariñosa con su hijo, ¿Qué más
quiere? ¿No estoy bien?
>-
¿Te ha sugerido alguna vez, buscar consejería pastoral, o te ha mostrado Bíblicamente
cuales son tus responsabilidades conyugales?
- No me ha
sugerido consejería, yo hoy vengo a ti porque te tengo confianza y estoy
desesperada, lo que si ha hecho es mostrarme en la Biblia lo que es mi
responsabilidad como mujer y bueno, ¿creo que cumplo?, ¿o tu piensas que no?....
¿Tu que piensas
amado lector(a) sobre este dialogo?
Si estas pasando por esta crisis estas
ahora a punto de corregirla a la luz de la Santa Palabra de Dios; búscala
y deja que sea Dios el que te ilumine y guié en tu hogar.
Los problemas
en el hogar pueden existir por diversos motivos y traer innumerables
consecuencias.
Pero es cierto también que todos, y cada uno de nosotros,
podemos transformar esta situación si logramos relacionarnos abiertamente con
Dios por medio de Jesucristo.
Con Dios tenemos la posibilidad de tener una
relación fuerte y sincera, libre de tapujos y culpas.
Una relación en la que
podemos mostrarnos como somos, con nuestras debilidades, miedos y errores.
Una
relación en la que no tenemos nada que perder y mucho que ganar.
Que la paz de
Dios, Su luz y Su Santo Espíritu sean para siempre en tu vida y hogar y sean tu
eterna compañía para vencer los obstáculos y derrame abundantemente Bendiciones
sobre ti y todos los tuyos.
miércoles, 9 de noviembre de 2016
jueves, 3 de noviembre de 2016
LA FAMILIA EN GENERIAL
Textos Bíblicos para
este estudio: Génesis
13:5-12; 45:25-28; 47:7-12; Lucas 10:38-42;
15:20-32
Verdad Central: Cuando las relaciones familiares están en
peligro, el Amor y el buen entendimiento pueden producir sanidad y renovación.
Texto Bíblico base de
este estudio: “Amaos
los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los
unos a los otros”. Romanos 12:10
I. INTRODUCCIÓN
Las familias son tan diversas como las personas que
las integran.
En esta lección nos proponemos considerar la forma
en que los miembros de una familia pueden relacionarse entre sí.
Esto incluye el núcleo más íntimo, formado por
padres e hijos, y el círculo familiar más extenso, suegros, hermanos y demás
parientes.
Las diferencias en el seno de las familias son una
realidad en cualquier sociedad. Esto ha sido desde las épocas primitivas de la
historia de la humanidad.
Debemos encontrar formas de enriquecer las
relaciones para que prevalezca la armonía, tanto en la familia inmediata como
en la más extensa.
El amor es el ingrediente más importante en el
proceso de establecer puentes y canales de comunicación entre los estratos del
sistema familiar.
En cualquier familia existen ciertas clases
especiales de personas. Dos de éstas han sido escogidas para brindarles
especial atención en este estudio: Los solteros y los ancianos.
Las Escrituras hablan mucho acerca de las distintas
clases de relaciones familiares.
Esta lección ofrece una oportunidad de examinar
distintas situaciones internas de la familia y descubrir algunos de los mejores
métodos para que sus integrantes se mantengan en armonías y buenas relaciones,
tanto en el círculo más íntimo, como en los más externos.
Para ilustrar las distintas situaciones se mencionan
varios ejemplos Bíblicos, como las relaciones entre Abraham y Lot, el hijo
pródigo y su hermano frente al amor de su padre; el caso de María, Marta y
Lázaro, los tres hermanos solteros, y la visita del Maestro; y finalmente, la
forma en que cuida José a Jacob, su anciano padre.
Esperamos que en esta serie de situaciones haya
elementos de instrucción y reflexión para los asistentes a este estudio Bíblico,
a fin de ayudar a los que se encuentren en algún tipo de dificultad en cuanto a
su ajuste a las situaciones de la vida familiar.
II. LAS
BUENAS RELACIONES CON LOS FAMILIARES – Génesis
13:5-12
- El
núcleo familiar
El núcleo familiar está compuesto por los miembros
de la familia más inmediata: La madre, el padre y los hijos.
Este fue el tipo original de familia que Dios creó.
La indicación de dejar padre y madre para unirse a su cónyuge es la base para
el establecimiento de este círculo central inmediato. Génesis
2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a
su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Mateo 19:5,6 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así
que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo
separe el hombre.
Efesios 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y los dos serán una sola carne.
Conforme la población fue aumentando, los círculos
familiares fueron haciéndose cada vez más amplios y abarcando mayor número de
relaciones.
El plan de Dios es que el núcleo familiar siga
manteniendo su identidad en medio del círculo más extenso de la parentela.
Los abuelos, los tíos y los demás miembros del
círculo extenso de la familia no deben interferir en los planes, la marcha y
especialmente las relaciones estrechas y la armonía íntima que deben
caracterizar al núcleo familiar.
Por otra parte, es muy importante que los miembros
de la familia inmediata aprendan a relacionarse con los miembros de la familia
extensa que son de otras generaciones, y mantener ciertos vínculos con ellos.
Estas relaciones permiten que la armonía familiar
natural se convierta en canales para la comunicación de la fe y las
experiencias espirituales.
- La
familia en general
La historia de Abraham y Lot ilustra lo que puede
ocurrir cuando las familias extensas establecen unas relaciones demasiadas
estrechas entre sí.
Aunque los problemas entre Abraham y su sobrino no
eran de tipo personal, las posesiones de cada uno eran muchas para poder
coexistir como una sola familia unida.
Empezaron a surgir controversias y dificultades en
cuanto a uso de los campos, el agua y distintos recursos que al principio eran
compartidos convencionalmente.
Abraham intervino, poniendo fin a las peleas y
dificultades entre los pastores de ambos grupos.
Destacando el hecho de que eran familiares, el
patriarca tomó la iniciativa para buscar una solución pacífica y digna.
En primer lugar hizo mención de la abundancia de
tierra que Dios había puesto delante de ellos.
En realidad, toda esta tierra le había sido asignada
a Abraham por suposición Divina. Sin embargo fue tan generoso que le dijo a
Lot: Génesis 13:8,9 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado
entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos.
9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de
mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha,
yo iré a la izquierda.
Este hecho de darle la preferencia a su sobrino dice
mucho de la personalidad y del carácter de aquel gran hombre de Dios.
Una persona que tiene toda su confianza en Dios y
está segura de que Él lo proveerá abundantemente, no temerá dejar sus
posesiones, aunque sean muchas, si éstas están causando conflictos en su vida
personal y familiar.
III. EL AMOR DERRIBA LAS BARRERAS ENTRE
GENERACIONES – Lucas 15: 20-32
- El
hijo rebelde
Pensar que el hijo menor de una familia menosprecia
todo aquello que representa los esfuerzos y los valores de dicha familia es
algo difícil de entender.
No obstante, esta parábola dicha por el Señor Jesús
muestra lo que ha ocurrido en numerosos hogares a través de los siglos cada vez
que los hijos se han rebelado contra la autoridad de los padres y las
exigencias de la Palabra
de Dios.
Tan pronto como se le dio la porción de los bienes
familiares que le correspondía. El joven abandonó el hogar, derrochó todos sus
recursos, perdió todo su dinero y acabó con sus posesiones.
Cuando estaba sumido en la mayor ruina de su vida,
se acordó se su hogar y volvió a él, a pesar de sentirse indigno de seguir
llamándose hijo y parte de aquella familia.
Sin embargo, él sabía que era mucho mejor para él
ser contado como uno de los sirvientes de su padre, que seguir en aquella
miseria.
- El
hijo que se creía justo
Cuando el hijo descarriado volvió al hogar, el
hermano mayor no estaba dispuesto a aceptarlo. Empezó a gloriarse en su lealtad
y arduo trabajo en la casa, manifestando lo justo que se consideraba a sí mismo
y lo mucho que menospreciaba a su hermano.
El padre nunca negó las bondades de su hijo mayor.
Sin embargo, tuvo que hablarle seriamente acerca de su mala actitud contra su
hermano.
El hijo que se consideraba justo se sentó lejos,
hundido en el odio y la amargura. Su enojo era notable y se expresaba en contra
de su hermano menor y de su padre.
Contra el hermano, por haber abandonado el hogar y
derrochado su parte de la herencia y por haberlo dejado a él solo con todas las
responsabilidades de la casa; y contra su padre, por aceptar el hijo pródigo
como si nada hubiera ocurrido.
¡Qué cuadro tan parecido al de muchas familias
contemporáneas! Uno se rebela; el otro se sujeta. Uno derrocha; el otro ahorra.
La rebelión de uno es pecado; pero también lo es la
actitud de vanagloria y auto justificación del otro.
- El
amor restaurador del padre
El padre amaba a ambos hijos. Ninguno de los dos
hijos de este relato Bíblico es un buen modelo que imitar.
La parábola tiene como propósito señalar la paga del
pecado, pero también sirve para ilustrar la clase de amor que Dios quiere que
les mostremos a nuestros hijos.
No importa lo que un hijo haya hecho; sigue siendo
miembro de la familia.
No había manera de que el hijo pródigo recuperara
sus virtudes, sus riquezas y su reputación. Ahora tenía que empezar de nuevo y
reunir todos los pedazos de su destrozada vida para poder ser restaurado.
Para esto no necesitaba solamente el amor del padre,
sino también de la cooperación de su hermano mayor.
El padre se interpuso entre los dos hijos que amaba
tanto e hizo el intento de reconciliarlos; pero hasta donde nos informa el
texto sagrado, no lo logró.
¿Qué argumentos del hijo mayor eran ciertos?
¿Merecía el hijo pródigo que lo consideraran como si nunca hubiera hecho nada
malo?
¿Podía usted mencionar algún caso parecido a éste en
su hogar o en la iglesia? ¿Cuál fue la actitud suya?
IV. LAS RESPONSABILIDADES DEL CÍRCULO FAMILIAR
– Lucas 10:38-42
- Compartiendo
las responsabilidades
La historia de María y Marta hace ver la necesidad
de que haya cooperación en la familia.
Ellas eran dos mujeres solteras que vivían juntas
con su hermano Lázaro. De acuerdo con este pasaje de Lucas y lo que nos dice
Juan acerca de esta familia, nos da la impresión de que los tres continuaron
juntos su vida hogareña después de la muerte de los padres.
Juan 11:1,2 Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro,
de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. 2 (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la
que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.
Lucas 10:38-42 Aconteció que yendo de camino, entró en una
aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Esta
tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de
Jesús, oía su palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con muchos
quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me
deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con
muchas cosas. 42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha
escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Lázaro administraba las propiedades y el campo,
mientras sus hermanas se encargaban del cuidado del hogar.
Jesús visitaba esta familia siempre que se
encontraba por la región, y él y sus discípulos eran siempre bien recibidos en
esa casa.
¿Puede usted imaginarse lo que significaba la
llegada inesperada de trece hombres robustos que venían con la esperanza de que
se les sirviera un buen almuerzo?
Marta se sentía aturdida y muy preocupada.
El texto Bíblico sugiere que los quehaceres de la
casa distraían a Marta de la obligación de ser atenta con las visitas.
Estaba siempre tan enredada en tantas tareas y
pequeños detalles, que se le alteraban los nervios al ver que su hermana María
no se preocupaba en ayudarla a preparar los alimentos. Pero en lugar de
dirigirse a su hermana personalmente, solicitó la intervención de Jesús.
El Maestro estaba consciente de la frustración de
Marta al ver llegar a su casa aquella multitud de hombres sin previo aviso.
Le señalo que su gran preocupación no era necesaria
y que, aunque sus intenciones de atender bien a los visitantes eran buenas, no
bastaba con esto.
- Compartiendo
los momentos de comunión espiritual
Hay un tiempo para trabajar y hay un tiempo para la
adoración y la comunión espiritual.
Jesús ayudó a María y Marta a reconocer que cuando
se trata de establecer una escala de valores en la vida, es muy fácil dejarse
envolver por los afanes y trabajos y no dejar tiempo para la adoración y las
cosas de la vida cristiana.
En la ocasión descrita en el texto, Jesús le estaba
pidiendo a Marta que les prestara atención a las cosas que Él hablaba.
Bien hacía si reunía a su hermana en la búsqueda de
la verdad. María estaba más interesada en buscar las cosas de Dios y la verdad
y este privilegio jamás le sería quitado.
Mateo 6:33,34 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de
mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Muchas veces los afanes de la vida pueden robarnos
los momentos más ricos de comunión y solaz espiritual.
V. EL CUIDADO DE LAS PERSONAS DE EDAD AVANZADA
– Génesis 45:25-28; 47:7-12
- Atención
cariñosa
José se puso muy feliz al saber que su padre todavía
estaba vivo, y envió carruajes para trasportar al anciano y al resto de la
familia hasta Egipto.
Cuando los demás hijos volvieron a casa con los
carros, le informaron a su padre que el muchacho que daba por muerto desde
hacía mucho tiempo se había convertido en el gobernador general de la gran
nación egipcia.
A Jacob le había tomado mucho tiempo llegar a creer
que en realidad su hijo José había sido devorado por las fieras.
Ahora, aceptar que aquella vieja historia era una
mentira y que tendría la oportunidad de volver a ver a su hijo preferido era
mucho más que lo que su débil y agotado corazón podía soportar.
Fue tanta su emoción, que se desmayó, pero “viendo
Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió”. Génesis 45:7
Y Dios me envió delante de vosotros, para
preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran
liberación.
Antes de que las provisiones se acabaran, la familia
de Jacob hizo preparativos para el largo viaje hasta Egipto.
Se llevaron todo lo que les pertenecía, sabiendo que
no volverían más.
- Provisión
física
José saludo a su padre en una reunión pletórica de
emoción.
Después de presentar a Jacob delante del faraón de
Egipto, lo situó, junto con el resto de la familia, en la región más fértil de
toda la tierra de Egipto.
Allí podría tener abundantes cosechas y mucho
ganado.
José les dio a sus hermanos tierras y un sitio
respetable para establecer su hogar.
Dejó que ellos siguieran trabajando para sostener
sus propias familias, mientras él cuidaba de su padre con especial atención, en
la Residencia
oficial.
Por dieciocho años, tuvo la satisfacción de proveer
a su padre de todo lo necesario, sin tener que intervenir innecesariamente en
su vida personal.
Cuando ya se aproximaba el momento de la muerte de
Jacob, el patriarca mantuvo una relación más estrecha con su familia.
Una de las ventajas de mantener relaciones
familiares estrechas es que todos los miembros de la familia trabajan juntos,
viven juntos, juegan juntos y crecen juntos.
La sabiduría de los de más edad es transmitida a los
más jóvenes, y las bendiciones espirituales pasan de una generación a otra.
Eso fue lo que hizo Jacob al impartir una bendición
especial a cada uno de sus hijos y sus nietos (los hijos de José, poco antes de
su muerte.
Génesis 48:8-11 Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos? 9
Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él
dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré. 10 Y los ojos de Israel
estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse
a él, y él les besó y les abrazó. 11 Y dijo Israel a José: No
pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu
descendencia.
Génesis 48:20 Y los bendijo aquel día, diciendo: En
ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y
puso a Efraín antes de Manasés.
Los ancianos merecen más atención debido a las
situaciones tan especiales en las que viven muchos de ellos.
Algunos están restringidos a ciertas limitaciones de
tipo económico y físico. Muchos de ellos se sienten solos y abandonados.
Al igual que todos los seres humanos, necesitan
alguien que los ame y los aprecie. El respeto y el reconocimiento son dos cosas
que necesitan con urgencia.
También están necesitados de buenos amigos y de la
compañía de los demás cristianos. Además, se les deben prestar ayuda y alimento
espiritual.
Dios lo ha dispuesto todo para suplir todas nuestras
necesidades: físicas, emocionales, sociales y espirituales.
Somos como una familia extensa, y debemos estar al
tanto de las necesidades de aquellos que son de nuestra parentela, pero que
pertenecen al núcleo de nuestra familia.
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